
En mi casa del rancho, que momentos aquellos tan turbulentos y aun mas tan desadaptados, en plena rebeldía yo. Ahora resulta que todos me quedaran en el campus, solamente brincando uno que otro edificio, a menos que estén muy sordos para escuchar mis debiluchos gritos por toda la longitud del estacionamiento y aun mas los del celular. En fin, siento un poco de afecto hermanable con este chango. Si llegas a leer esto, que lo dudo, quiero que sepas que mis riñas nos son para hacerte la vida un martirio, mas bien tratar de aligerartela y que no te eches broncas que no van contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario