El desplome del avión oficial mexicano que transportaba al secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, es un duro golpe para el gobierno del presidente Felipe Calderón. El mandatario perdió al funcionario más cercano y el incidente, que todavía no ha sido esclarecido, deja la duda de si es una respuesta del crimen organizado a la guerra frontal contra el narcotráfico lanzada por el gobierno.
No se puede descartar la teoría oficial de que es un accidente porque la nave no habría explotado en el aire. Sin embargo, es difícil desechar la posibilidad de un atentado y hay motivos para especular sobre ello.
Primero, los pasajeros tenían un alto valor político y el narcotráfico ofrecía una recompensa millonaria por la cabeza de uno de ellos , el ex subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos, por su labor contra los carteles en el gobierno de Vicente Fox .
Incluso el argumento de que la seguridad del avión estaba garantizada por los militares no convence, dada la conocida penetración de los narcotraficantes en las fuerzas de seguridad.
Por otra parte, el avión LearJet 45 es considerado uno de los más seguros de su tipo con solo dos accidentes desde 1995 hasta ahora. Uno por falla del piloto y el otro por que la turbina succionó palomas.
Existen otra teorías que hablan de la turbulencia causada un avión más grande en la cercanía, aunque es extraño el aparente silencio del piloto con la torre de control si había problemas con la nave.
Es necesario despejar toda duda de lo ocurrido, lo que será difícil, debido a la desconfianza de los mexicanos en las versiones oficiales. Accidente o atentado, el daño al gobierno está hecho.
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